La presencia de castores en España podría sonarnos a otra de tantas especies exóticas invasoras, pero lo cierto es que el castor vivió en España hace apenas tres siglos.
El castor en España, al igual que en otros países de Europa, sufrió una enorme persecución. En primer lugar porque su carne en la edad media era muy apreciada. Pero su extinción es más moderna y se debe principalmente a la caza por su pelaje, muy apreciado para realizar abrigos. También debido al castóreo, una secreción de sus glándulas que fue usada en perfumes, medicinas y aditivo alimentario.
En 2003 fue reintroducido por una asociación ecologista alemana (soltó ilegalmente 18 ejemplares) en la desembocadura del río Aragón en el Ebro, junto a la reserva natural de Los Sotos de Alfaro y, aunque al principio fue perseguida por la administración de La Rioja para su erradicación, su adaptación fue perfecta y ha ocupado gran parte de las riberas del Ebro y sus afluentes en La Rioja, Aragón y Navarra.
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| Huellas de castor |
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